Que la COVID-19 puede afectar a la familia parece un hecho médico y social contrastado, pues sin duda puede alterar las propias relaciones de pareja, las de los padres e hijos, las de los hermanos entre sí, además de propiciar una sensación, e incluso realidad, de soledad, especialmente en los ancianos ubicados en residencias. A todo ello, cabría añadir que el aislamiento de los hijos en los hogares ha podido favorecer su adicción a las redes sociales y a otras tecnologías, con el indudable riesgo que esto supone.
Pero además de estos problemas sociales, la COVID-19 también plantea algunos problemas médicos, que afectan directamente a la familia y especialmente a las mujeres embarazas y a sus hijos. En relación con ello se pueden plantear algunas preguntas que vamos air analizando.
La primera es: ¿puede la vacuna contra la COVID-19 afectar a las embarazadas y a sus embriones o fetos?
Con la información que disponemos en el momento actual, no es fácil saber si vacunar a las mujeres embarazadas puede tener efectos negativos para ellas. En relación con ello, el Colegio Americano de Obstetras y Ginecólogos y el Centro para el Control y Prevención de las Enfermedades, manifiestan que no hay suficiente evidencia médica para afirmar que existan riesgos específicos que puedan contrarrestar el beneficio de la vacunación de las embarazadas.
Sin embargo, el Real Colegio de Obstetras y Ginecólogos británico y también el Real Colegio de Matronas de ese mismo país, recomiendan que solamente se vacunen dos grupos de mujeres embarazadas: a) las que estén incluidas en grupos de alto riesgo médico, pues si desarrollan la COVID-19 ésta puede evolucionar más gravemente y b) aquellas otras que, pertenezcan a un grupo de alto riesgo profesional, como pueden ser las sanitarias y las cuidadoras de residencias de ancianos. Por todo ello, ambos Colegios profesionales aconsejan que si una mujer no está incluida en alguno de los dos grupos anteriores no se vacune si está embarazada. En ese mismo sentido, el Comité Conjunto de Vacunación e Inmunización inglés, reconoce los potenciales beneficios de la vacunación en mujeres incluidas en grupos de alto riesgo, por lo que solamente a éstas se les recomienda vacunarse.
Por todo ello, a nuestro juicio, se puede afirmar que la evidencia médica obtenida de los ensayos clínicos hasta ahora realizados, es insuficiente para conocer los posibles efectos adversos de la vacunación de las embarazadas, por lo que parece prudente posponer la vacunación hasta que concluya el embarazo, aunque sí que es conviene que se vacunen las embarazadas incluidas en los grupos de riesgo anteriormente referidos.
La segunda pregunta que podría plantearse es: ¿se puede afectar el embrión o el feto si se vacuna a una embarazada?
Hasta el momento no existe evidencia médica de que las vacunas mRNA contra la COVID-19, puedan afectar al embrión o al feto de las embarazadas, ya que el mRNA de la vacuna tiene una vida media muy corta, pues se degrada fácilmente tras ser administrada, por lo que es prácticamente imposible que el mRNA de la vacuna puede pasar al feto a través de la placenta.
La tercera pregunta es: ¿se puede afectar el embrión o el feto en el caso de que la mujer se vacune en circunstancias en las que puede quedarse embarazada y el embarazo se produzca?
En relación con ello, no existe evidencia médica de que, el embrión o el feto puedan afectarse negativamente en esas circunstancias, pues sus células, las de la mujer, metabolizan con rapidez el mRNA de la vacuna, por lo que ésta no puede afectar al embrión o al feto. Esto apoya la idea de que no parece necesario evitar un embarazo después de la vacunación. Sin embargo, para aquellas mujeres que aún tengan dudas sobre lo que hacer, una solución óptima podría ser no tener relaciones sexuales durante unos 20 días después de la vacunación, pues en ese tiempo es previsible que la vacuna ya no tenga ninguna opción de afectar al embrión o al feto.
La cuarta pregunta que habría que hacerse es: ¿puede la madre vacunarse durante el periodo de lactancia?
Al parecer, no existe evidencia médica sobre la probabilidad de que la vacuna pueda afectar a la madre lactante o a sus hijos. Por ello, se puede afirmar que la mujer lactante puede vacunarse. Incluso más, parece confirmarse que los anticuerpos desarrollados por la madre contra el SARS-CoV-2 tras la vacunación, pueden pasar al hijo a través de la leche materna lo que sin duda puede ser beneficioso para él.
La quinta pregunta puede ser: ¿puede la vacuna afectar a la fertilidad de la mujer?
No existe ninguna evidencia médica sobre ello. Así, el Real Colegio de Matronas y el Real Colegio de Obstetras y Ginecólogos ingleses, manifiestan que no hay un mecanismo biológico plausible acerca de que la vacuna contra la COVID-19 cause infertilidad en la mujer. También la Sociedad Británica de Fertilidad y la Asociación de Científicos Reproductivos Clínicos, han hecho público un documento que manifiesta que absolutamente no existe evidencia, ni razón teórica, de que alguna vacuna pueda afectar a la fertilidad de la mujer o del hombre.
Por todo ello, nos parece que este informe puede ser útil para el bien de las embarazas y sus hijos y consecuentemente para el bien de su familia.
Justo Aznar
Director del Instituto de Ciencias de la Vida
Universidad Católica de Valencia