La estrategia política de la ideología de género incluye la imposición de sus postulados en la escuela y la sanidad con carácter obligatorio. Lo tenemos en España recogido en los 11 primeros artículos de la ley del aborto, en las leyes autonómicas de identidad de género (ya son 13 de 17) con sus respectivos protocolos de obligado cumplimiento para los centros docentes, en los Planes Escolares de Igualdad como Skolae en Navarra o el Plan Andaluz, en la reforma del sistema de enseñanza que plantea el Gobierno, etc. Una regulación legal semejante no existe en ningún país del mundo: es una prueba de cómo el relativismo moral se desliza fácilmente hacia un nuevo totalitarismo.
A las familias nos plantea esta regulación un reto singular e inaplazable: formar a nuestros hijos en una sexualidad personalista y responsable. Si los padres no lo hacemos – con las ayudas precisas- la influencia de la escuela dócil a la nueva ley en este campo puede ser profundamente negativa para nuestros hijos.
Educar la sexualidad siempre fue obligación y derecho de la familia, pero hoy deviene urgencia. Si la familia genera un vacío en este terreno, se llenará con influencias muy negativas procedentes de la escuela instrumentalizada y manipulada por la nueva ley.
Hoy los padres debemos formarnos bien para hablar de sexualidad con nuestros hijos desde muy pronto, con criterio, explicando el sentido del sexo en clave de construcción de una personalidad integrada y firme, capaz de amar de verdad y dar vida responsablemente.