La experiencia nos demuestra que, en nuestra sociedad, por lo general se acaban confundiendo los fines con los medios. Las propuestas que se pueden implantar para mejorar la situación de la Familia, la Vida y la Libertad de Educación con las personas o canales que sirvan a tal objetivo.
Los últimos datos publicados por Eurostat vuelven a recordarnos que España se muere y que ya vamos tarde para llevar a la práctica medidas natalistas y de apoyo a la maternidad, aunque mejor tarde que nunca.
La reforma educativa que plantea el Gobierno, los planes autonómicos en materia de enseñanza como Skolae o el Plan de Igualdad de Andalucía, los protocolos ideológicos de género implantados en los colegios,etc., vuelven a recordarnos que ya vamos tarde para lograr una Ley de Enseñanza que despolitice la misma y que garantice la libertad, aunque mejor tarde que nunca.
El creciente número de abortos y de divorcios, el decreciente número de matrimonios y de nacimientos, las trabas a la conciliación laboral y familiar, el aumento de violencia juvenil, etc., vuelven a recordarnos que ya vamos tarde para apostar firmemente por la institución más valorada por la sociedad, la Familia, para impulsarla y reconocer su imprescindible papel no sólo a través de ayudas como si fuese una entidad en permanente necesidad de ayuda, sino a través de inversiones y promoción como el agente económico más rentable de la sociedad. Aunque mejor tarde que nunca.
Nos acercamos, una semana más, al 28 de abril. Y convendría acercarse aún con más celeridad al olvido de los personalismos para soltarnos de una vez el lastre del quién para que venza el qué.