Lo decían las encuestas, lo decían las estadísticas. Lo decían entidades privadas, lo decía el INE… Y ayer los españoles volvieron a hablar sin filtros. Unas 40.000 personas gritaron, cantaron Sí a la Vida desde el corazón de Madrid.
En un ambiente festivo, entre canciones, con una actitud absolutamente correcta, familias enteras mostraron su apoyo a la Vida desde la concepción hasta la muerte natural. Unas pocas zancadas por la calle Serrano que suponen, sin embargo un gran paso para nuestra sociedad. Un grito alto y claro para dejar claro que España quiere hijos, quiere vida.
Entre los asistentes cabe destacar una mayoría de jóvenes y de mujeres. La juventud se ha cansado de que les digan lo que tienen que hacer, que pueden hacer lo que quieran buscándose a sí mismos, y han descubierto que la felicidad está en salir al otro, no en encerrarse en sí mismos y su ombligo. Una gran noticia, de esperanza: el futuro los escribirán los defensores de la Vida.
No fue un paseo sin más. Ni siquiera sólo una fiesta más. Tuvo de todo, pero también hubo humanidad. La de un matrimonio con mellizos con síndrome de Down, con un padre recordando que tienen mucho que decir sobre sus hijos, también cuando se plantea el aborto. Se escuchó a un joven, padre con 17 años, o a una joven madre apenas con un año más. Todos felices, sabiendo que seguir adelante fue la decisión correcta.