El mal llamado Ministerio de Educación (lo es, en todo caso, únicamente de la Enseñanza) llevará esta semana al Consejo de Ministros el Proyecto de Real Decreto de Enseñanzas Mínimas de Educación Infantil.
Siguiendo el mal ejemplo de la Ley Celaá, de nuevo ha sido más fuerte la tentación de meter ideología en las cabecitas de los hijos de los demás que el respeto al deber de neutralidad ideológica. De nuevo, la izquierda más radical queriendo adoctrinar por encima de los padres.
A lo largo del articulado inicialmente propuesto del Proyecto, la única mención a los padres aparecía (y sigue apareciendo) en el art. 12.4., y lo hace para obligarnos a aceptar sin rechistar lo que ya esté decidido: “deberán participar y apoyar (…) y colaborar en las medidas que adopten los centros”. Después de que el Proyecto pasase el filtro del Consejo Escolar del Estado, se ha añadido el art.14.5., reconociendo expresamente que los padres somos los responsables fundamentales de la educación de nuestros hijos. Sin embargo, no se ha modificado el art.12.4.
El desprecio por las familias que muestra este Gobierno en general, y este Ministerio en particular, no se entiende al margen del hecho de que nos considere un obstáculo a derribar para la consecución de sus intereses ideológicos.
Y, para muestra, un botón, el del Área 1 de la Educación Infantil incluido en el Anexo II del Proyecto de Real Decreto, llamado crecimiento en armonía. Aquí se puede leer textualmente lo siguiente: “es la edad en la que se produce el descubrimiento de la sexualidad y se inicia la construcción social y de género, sin distinción entre ambas”.
Que el legislador no distingue entre sexo y género queda claro al leer el Proyecto, ya que incluye la expresión “igualdad de género” entre los “principales retos del s.XXI” que nuestros hijos menores de 6 años tienen que afrontar -en referencia a la “competencia ciudadana” del Anexo I-, también entre los criterios de evaluación y saberes básicos tanto del Primer como del Segundo Ciclo del Área 1 (“crecimiento en armonía”) y del Área 3 (“comunicación y representación de la realidad”), en este último caso a través de la lectura de textos.
Llama la atención que el propio Proyecto también haya incorporado entre las competencias clave de la Educación Infantil (Anexo I) el pensamiento crítico como destreza esencial. Pues bien, haciendo uso de dicho pensamiento crítico, afirmamos que sexo y género no son lo mismo, tal y como afirma el adoctrinador -digo, el legislador-. En el contexto de toda la legislación sobre género, se entiende éste como la negación de la naturaleza sexuada del ser humano, y propone que lo que sí nos constituye como personas, afectando a nuestra dignidad, es lo que libremente decidimos que somos, basándose en los sentimientos y en la voluntad de cada uno.
Por tanto, mal llamado Ministerio de Educación: respeten la diversidad y la pluralidad de las que tanto se les llena la boca y entiendan que somos muchos los que ya venimos ejerciendo el pensamiento crítico y, gracias a ello, afirmamos que las teorías de género obviamente no tienen ninguna base científica, ni real, ni ajustada a ningún criterio objetivo. Mujeres y hombres somos iguales en dignidad y derechos, indudablemente, y para promover el respeto por dicha igualdad, lejos de ideologías, nos tendrán siempre como aliado.
Dejen de manipular a nuestros hijos, respeten a los padres, abandonen ideologías sin fuste y, sobre todo, dejen a los niños ser niños.
Javier Rodriguez- Director del Foro de la Familia