Primero y ante todo, quiero dar el pésame a todos aquellos que hayan perdido a un ser querido, y un abrazo especial a todos los que están enfermos. Esperemos que todo pase lo más pronto posible. Y sin más perdidas. Dicho lo cual, paso a relataros mi experiencia en el confinamiento, para dar un poco de luz y alegría en este caos.
Somos una familia numerosa, compuesta de mi marido y yo y nuestros 4 hijos, dos chicos y dos chicas. Aunque uno de ellos ya está independizado y vive fuera con su pareja. Y al que sigo y seguiré echando de menos siempre…
A finales de febrero, se fue mi segunda hija a trabajar a Madrid, lo cual supuso una alegría porque era una oportunidad para ella, y por otra parte, una penita en mi corazón de madre, porque se me iba de casa otro cachorro.
El tercero de mis hijos está fuera estudiando, en Valencia, o sea que lo tenemos cerquita, pero en este caso nos quedábamos solos con la pequeña (siempre será la pequeña aunque tiene 19 años). No sé si lo íbamos a pasar peor nosotros o ella, que se quedaba de hija única con sus padres (horror para una criatura adolescente).
Y, cuando todo empezaba a funcionar en este nuevo concepto de familia de hija única, y me estaba aclimatando…. Va y viene el confinamiento…
Bueno, pues en estas que vuelve la de Madrid, ya que cierran su empresa, aunque le mantienen el puesto de trabajo, por lo que hay tranquilidad en ese aspecto. Y viene el de Valencia, porque cierran la universidad… y de repente… vuelvo a tener a mis cachorros en casa (como buena leona, me siento llena). Hacía tanto tiempo que no pasaba 24 horas con ellos…, con todos, marido incluido. Es tan rápida la vida y las obligaciones, las reales y las que nos montamos…
Somos en general bastante moviditos y simpáticos, así que, mis hijos que no paran de inventar cosas… se montan una discoteca y se proponen que, como siempre hemos querido transmitirles, “al mal tiempo, buena cara”. Y con esas, una vez en semana, para tampoco agobiar a los que les hace menos gracia, sacamos los altavoces a la ventana (o al balcón, depende), ponen música (que le encanta hacer de Dj a mi querido Alberto), y hacen que bailen en la urbanización nuestros vecinos, entre ellos, varias familias con niños, que bailan junto a sus madres y padres (sobre todo madres, he de decir) y que se desfogan ese ratito de 10/15’ incluidas coreografías, acompañándonos y agradecidos de ese ratito de alegría.
Han organizado por otra parte un juego. Es una suerte ser tantos, porque da de sí para muchas cosas. El juego consiste en que cada uno tiene un rol,y un personaje, y hay un “asesino”, un poli y un médico.. contamos con un amigo de fuera que es nuestro “gran jefe” y que sabe todo. Bueno, esto parece muy diver. ¿Descubriremos quien es el asesino? Iremos viendo..
Y, otra cosa, después de mil años sin hacer gimnasia (en realidad, creo que no hice nunca), ahora casi todos los días media horita de “gym” con mi hija Carolina, que es Técnico Superior en Actividades del Deporte y trabaja de monitora en un gimnasio en Madrid…y por aquello de movernos un poco y darle gusto, a gimnasear tocan… ¡¡¡lo que se puede llegar a hacer por un hijo, madre miaaa!!!
Así que, dentro de las preocupaciones que nos dan estos momentos tan difíciles para todos, y de tanta dureza para muchos, de tantas pérdidas y de tanta incertidumbre, de tanta gente sola, nosotros sacamos fuerzas y conseguimos poner una nota de felicidad en toda esta vorágine. En estos momentos, doy gracias por tener esta gran familia, por tener a mi maridín y poder pasarlo juntos, aunque alguno desde más lejos…
Te das cuenta de lo importantísima que es la familia, y, en estos momentos, aún más. Espero que sirva para daros un buen ratito. Un abrazo virtual a todos.
Y yo, de paso, como buena leona, disfrutando de mis cachorros.
Maria Pilar Sánchez Cortés