Los padres siempre queremos lo mejor para nuestros hijos. Desde que nacen estamos pendientes de todas sus necesidades. Intentamos que se conviertan en personas responsables y solidarias gracias a nuestros consejos. Aunque pensamos que todas esas enseñanzas las recordarán siempre, seguro que algunas las olvidarán. Pero hay ciertas actitudes que todos los hijos recuerdan de sus padres y que siempre debemos tener en cuenta.
No hay un criterio único sobre cómo se debe criar a los niños. Lo que está claro es que no les podemos dar todo lo que quieren porque se convertirían en niños caprichosos y egoístas para vivir en un mundo equilibrado. No podemos permitirles todo lo que quieren hacer porque los hijos necesitan límites y horarios. Perotampoco podemos estar todo el día en una guerra constante porque lo único que lograremos es que en un futuro cuando sean adolescentes nos eviten o ignoren.
Los padres deben ser capaces de comunicarse con sus hijos de una forma efectiva durante su infancia y adolescencia. “Una buena comunicación entre padres e hijos contribuye a lograr mejores relaciones al interior de la familia. Estimula la confianza mutua y facilita a los padres su labor formadora, al existir un canal abierto que les permita transmitir valores, ideas… Comunicarse en la familia implica tener un tiempo para conversar con los otros, hacer actividades en conjunto y escucharse cuando se necesiten. Una comunicación clara, directa y abierta, facilita el desarrollo de un clima familiar positivo, así como también promueve la resolución de conflictos familiares”, explican en el estudio Para lograr una buena comunicación con los hijos.
Lo que recuerdan siempre los hijos de los padres
La infancia es una etapa fundamental para la vida de todas las personas. Los hijos siempre recuerdan las actitudes y las enseñanzas que han aprendido de sus padres. A veces de forma positiva y negativa. Incluso esos comportamientos y actitudes pueden influir en su papel como padres y en su futuro. Os vamos a hablar de 5 actitudes de los padres que no olvidan los hijos y que influirán con en su desarrollo como personas.
1. La falta de atención
Los hijos necesitan sentir el amor y el cariño constante de sus padres. Esa atención la miden por el tiempo que pueden pasar por sus padres. Si no pasamos tiempo con ellos o solo el llamado “tiempo de calidad” nuestros hijos se sentirán desatendidos. Necesitan que compartamos tiempo todos los días con ellos. También que escuchemos sus “pequeños grandes problemas” y recordemos sus cumpleaños, sus competiciones deportivas y nuestras promesas. La falta de atención la sienten nuestros hijos como una especie de abandono. Además pueden interpretarlo como que no son importantes para nosotros.
2. La relación de pareja de nuestros padres
La relación de los padres suele convertirse en el patrón o en el ejemplo que adquieren los niños de las relaciones de pareja. Aunque no sea de forma consciente, los adultos suelen repetir lo que han visto en su familia. Por eso es importante que en la relación de los padres los hijos observen respeto, complicidad, amor y trabajo en equipo. Los conflictos mal resueltos entre los padres pueden influir en sus futuras relaciones de pareja y en su forma de afrontar los problemas.
3. La protección de los padres
El miedo que sintieron aquel día de tormenta en verano o el miedo a la oscuridad por la noche no se suelen olvidar por los niños. Los hijos confían siempre en los padres para lograr una sensación de seguridad. Cuando encima los padres son los que causan el miedo en los hijos se sienten desprotegidos.
4. La violencia verbal o física
Los conflictos durante la vida de nuestros hijos van a ser continuos. Gestionar estos problemas de forma correcta es fundamental para establecer una buena comunicación con nuestro hijo. La violencia verbal o física nunca se debe establecer para intimidar a los niños. Solo conseguirá alejarlos de nosotros y que nos tengan miedo. Les genera angustia, rencor y falta de autoestima. Tenemos que intentar ponernos en su lugar y comprender lo que le ha llevado a una mala conducta. Además debemos sentarnos a hablar con ellos con calma y que sean capaces de verbalizar lo que han hecho mal. Una vez que comprendan lo que han hecho mal, será más fácil que no lo vuelvan a repetir.
5. Una familia unida
Los adultos que han disfrutado de una familia unida durante la infancia nunca lo olvidan. Cuando los padres ponen a la familia por encima de todo lo demás, siempre se recuerdan los valores que les han enseñado. Las comidas familiares, los juegos con los hermanos o el apoyo incondicional se recuerdan toda la vida. Incluso sueñan con poder formar una familia en el futuro. La familia transmite valores como el amor, el respeto, la tolerancia, la responsabilidad o la obediencia. Si estos valores no se han aprendido en el seno familiar, será más complicado que los apliquen en su vida adulta.