El “bullying” o acoso escolar es una forma de agresión verbal, física o escrita que genera un daño en otra persona. Estos ataques suelen estar fundados en temas de apariencia, discapacidad, género, orientación sexual, raza o religión.
Suele presentarse en el aula, en la calle, en las redes sociales y otros ámbitos externos a las propias instituciones, y nunca debemos olvidar que es una situación que puede traer graves consecuencias psicológicas y físicas tanto en las víctimas como en los que incurren en este tipo de abusos.
Se puede dar de dos maneras:
- Directa. Es la forma más habitual y se traduce en peleas, agresiones físicas e incluso palizas.
- Indirecta o psicológica. Pretenden el aislamiento social del agredido mediante la propagación de difamaciones, amenazas o críticas que aluden a rasgos o limitaciones físicas, además del chantaje.
Esta problemática hoy supone un desafío para padres, docentes y educadores, ya que a menudo puede escaparse a la vista del más observador y parecer una lucha imposible de ganar.
Desde el Foro de la Familia lo primero en lo que trabajamos es en generar conciencia del problema y así poder trabajar para evitar a toda costa el maltrato en los colegios y Universidades de España.
De manera sucinta proponemos 5 habilidades para prevenir el bullying:
- Reconocer el problema.
Es fundamental que los docentes formen a estudiantes y padres en la importancia de tomar en serio esta problemática y cómo reconocerla. Además, debe existir un plan de acción conocido por todos para responder a los maltratos que pudieran detectarse por nimios que parezcan.
No es admisible, de ninguna manera, recomendar a la víctima de los agravios que no sea tan sensibles o que se esfuercen por hacer amigos: esto no hace más que estigmatizar y culpabilizarlo por lo que le está sucediendo.
- Involucrar a los estudiantes.
Una estrategia muy recomendable es fomentar un diálogo abierto con los estudiantes acerca del acoso y la intolerancia mediante asambleas o foros “anti-bullying” y dejar que ellos propongan ideas y discutan soluciones a los problemas. De esta manera, ningún alumno se sentirá ajeno a la problemática.
- Convertir a los estudiantes pasivos en activos.
Al participar en una discusión abierta sobre el tema, los estudiantes que no son víctimas ni victimarios directos del bullying, los “observadores”, tendrán más herramientas para sentirse involucrados y convertirse en agentes activos en contra de los maltratos.
Realizar juegos de rol explicándoles a los alumnos cómo ponerse en el lugar del otro y ayudarse mutuamente a alzar la voz en contra del abuso de sus compañeros.
- Inculcar valores como la tolerancia y el respeto.
Promover y cultivar día a día una vida basada en valores como la tolerancia, el respeto y, sobre todo, valores que nos lleven a crear un ambiente inclusivo, seguro y tolerante en el que los alumnos sientan que su identidad es respetada y valorada. Es fundamental fomentar en los alumnos valores como responsabilidad, cooperación, respeto, solidaridad, humildad…
Como docente, es fundamental mostrar una actitud abierta a los estudiantes, de manera que ellos entiendan que pueden confiar en él si están sufriendo situaciones de acoso o violencia.
- De la misma manera que las víctimas, los agresores deben recibir atención y ayuda para disminuir su conducta agresiva. A menudo, atacar y sentir la necesidad de dominar a los compañeros responde a inseguridades propias e incluso a situaciones de violencia experimentadas en el hogar. Ignorar al agresor y solo enfocarse en la víctima es incompatible con una verdadera resolución del problema a largo plazo.