La decisión del Parlamento británico de despenalizar el aborto en Inglaterra y Gales nos duele profundamente, porque creemos que cada vida, desde su inicio, merece ser vivida. Aunque esta medida se presenta como un avance, olvidamos que el verdadero progreso no consiste en eliminar una vida, sino en protegerla, cuidarla y acompañarla.
Sabemos que muchas mujeres atraviesan situaciones difíciles, dolorosas y llenas de incertidumbre. Por eso, más que leyes que faciliten el aborto, lo que nuestra sociedad necesita es apoyo real: acompañamiento emocional, ayuda económica, y una cultura que valore y acoja cada vida, incluso en medio de las circunstancias más complejas.
La verdadera solución no está en suprimir el problema, sino en transformar la realidad que lo provoca. En tender la mano a quien se siente sola. En crear esperanza donde hoy solo hay miedo. En mostrar con hechos que toda vida es digna de ser vivida.
Por eso, aunque hoy se haya dado un paso atrás, no dejamos de mirar al futuro con esperanza. Seguiremos defendiendo con firmeza y respeto lo que de verdad importa: la vida desde su concepción hasta su muerte natural. Porque creemos que toda vida merece una oportunidad. Y porque no dejaremos de alzar la voz, con amor, por los que no pueden hacerlo. Sin rendirnos. Sin cansarnos. Sin dejar de creer en la fuerza de la esperanza.