Comienza un nuevo año y eso solo puede significar cierre de etapas. El pasado noviembre, a modo de acto de clausura del año, el Ministerio de Sanidad publicó el Informe de Evaluación Anual 2023 sobre la Prestación de Ayuda a Morir. Un informe que nos revela un aumento del 25% en las solicitudes de eutanasia en el 2023 respecto al 2022: 766 peticiones frente a las 576 de 2022. Este incremento del 25% será nuestro eje de reflexión.
766 personas podrán poner fin deliberadamente a su sufrimiento
En aquel año 2023, España contaba con una media de 0,6 unidades de cuidados paliativos por cada 100.000 habitantes, cuando la recomendación hospitalaria era (y sigue siendo) de 2. Para muchos, la dilatación en el número de peticiones supondrá una victoria: 766 personas podrán poner fin deliberadamente a su sufrimiento. Podrá considerarse un triunfo legal, en cuanto a que hay quienes ejercen el derecho que les otorgó aquella ley aprobada en 2021. Nos encontramos ante una derrota social disfrazada de conquista de la libertad.
Una libertad que viene asociada al pensamiento utilitarista que ha invadido Occidente, y que convierte al convaleciente en una carga, que concibe el sufrimiento como sinónimo de pérdida de dignidad… Por no hablar de la desintegración moral de una práctica médica respaldada por la premisa de que el médico no deberá provocar ni colaborar intencionadamente en la muerte del paciente. Son muchos los dilemas que surgen a partir del concepto de la eutanasia. Cada quien tendrá su propia percepción de la realidad, de modo que un incremento del 25% significará demasiadas cosas. Julia Montoro Andriesei, de la asociación universitaria Ápex.
Julia Montoro Andriesei, de la asociación universitaria Ápex.