Arrancamos un nuevo curso con nuevas fuerzas, nuevas esperanzas, nuevos proyectos y mismos problemas.
Terminamos el curso anterior en medio de una escalada gubernamental en contra de todo lo que defiende el Foro de la Familia. Nunca se había producido una avalancha semejante de ataques a la familia, la vida y la libertad de educación. Todo esto podría llevarnos a pensar que nos han desbordado y que no seríamos capaces de hacer frente a tal cúmulo de despropósitos y sinsentidos. De hecho, en los primeros compases de esta ofensiva, cundió el desánimo al percibir que no seríamos capaces de dar respuesta a tanto desatino y mala fe con nuestros solos medios. Cundió el desánimo y la gente de bien, es decir, la que nos sigue y sigue a asociaciones similares a la nuestra, pareció «replegarse» en sus hogares y sus familias a la espera de tiempos mejores y con la esperanza de que todo esto pasara pronto y que llegaran tiempos mejores. Cada familia sentía que estaba sola y que debía valerse por sí misma para hacer frente a tan injusta y alevosa situación.
Pero no ha sido así. Cierto es que el problema es tan grave que desafía a cualquier asociación individual, pero también es cierto que se ha producido una «reagrupación» de fuerzas y se han consolidado alianzas que han dado lugar a respuestas más firmes, de más alcance, más consolidadas y con recorrido en el tiempo y, hay que decirlo también, menos egoístas.
Estamos trabajando en varios frentes simultáneamente: en el político, haciendo ver a aquellos diputados que nos quieren escuchar, que son muchos, que no hay que dejar sin respuesta ningún ataque y ningún despropósito con los que nos agreden cada mañana; en el mediático, unificando mensajes y agenda que denuncie sin descanso la situación actual y los ataques a la familia y al sentido común, valga la redundancia; en el social, agrupando cada vez a más asociaciones y profesionales para oír a todos y que juntos podamos establecer una estrategia de respuesta más eficaz y que llegue a todos los rincones donde viven las familias de bien.
Todas estas acciones se irán materializando en cosas concretas: habrá movilizaciones e iniciativas de largo alcance. Solo tenemos que esperar a que todo se vaya fraguando, con los escasos medios disponibles, y para ello necesitaremos un poco de paciencia. El desafío es de tal envergadura que no puede improvisarse una respuesta y no pueden llevarse a cabo iniciativas que nos consuman y no lleguen a ningún fin.
Para todo ello necesitamos vuestra ayuda, quizá hoy más que nunca. Os pedimos el esfuerzo de salir de vuestras familias y poneros a disposición de quiénes estamos más directamente implicados en contrarrestar esta ofensiva contra todos los órdenes de convivencia. Tomemos conciencia de que lo que nos están imponiendo es una nueva cosmovisión que lleva consigo una nueva concepción antropológica y una «ética» relativista que disolverá todo vínculo familiar y matrimonial y dejará a los padres inermes ante la defensa de sus hijos.
Al final la realidad se impondrá por sí misma, pero es necesario que, hasta ese momento, el camino sea más corto.
Ignacio García Juliá
Presidente del Foro de la Familia