Con motivo del Día de la Familia, lanzamos desde el Foro el breve manifiesto recordando las funciones sociales de la institución familiar, recordando los motivos por los que, desde hace miles de años, ha interesado y sigue interesando dotar de protección jurídica específica a la Familia en cualquier sociedad que pretenda ser próspera.
No se trata de exigir nuevos derechos -tan de moda en estos tiempos-, ni de reclamar privilegios, ni de pedir ayudas como quien pide limosna. Se trata de reconocer y proteger aquello que surge de forma libre y espontánea y que es bueno para el conjunto, que preexiste al Derecho y a los gobiernos, que funciona bien y que no depende de ningún interés particular.
La Familia no es un ente abstracto, ni un concepto ideológico, ni un nicho de votos. Es algo que define a todas y cada una de las personas, independientemente de cualquier circunstancia, pues todos somos Familia: todos somos hijos y nietos y muchos somos hermanos, padres, abuelos, etc.
Las razones del manifiesto, junto con el carácter universal de la Familia que de modo particular impregna el ADN de cada persona, hacen que carezca de legitimación cualquier medida administrativa o desarrollo legislativo que reste eficacia a la necesaria protección de esta institución de todos, que merme libertad en su organización interna o que pretenda sustituir a los padres en el ejercicio de sus derechos -responsabilidades, antes que derechos-.
En la actualidad nos encontramos con multitud de injerencias de los poderes públicos en la esfera íntima de los hogares, en la organización libre que rige el día a día de cada familia. Siempre con apariencia de progreso, como un caballo de Troya, se nos presentan leyes que esconden implicaciones negativas para la protección y la garantía de libertades de la institución familiar.
En el ámbito fiscal se exige a las familias que soporten sacrificios que no se ven correspondidos por quienes los exigen, subiendo impuestos e incluso eliminando reducciones y bonificaciones en función de criterios relacionados con la Familia (ayuda por hijo a cargo, posibilidad de declaración conjunta, etc.).
En el ámbito del funcionamiento interno de los hogares se tratan de imponer criterios de organización, confundiendo conciliación con corresponsabilidad, con el ánimo de asignar cuotas determinadas en el reparto de tareas domésticas o en el tiempo dedicado al cuidado de los hijos, como si no fuésemos capaces de decidir libremente en función de nuestras circunstancias.
En el ámbito de la sexualidad se imponen las teorías subjetivas de género sobre cualquier consideración objetiva y no ideológica, presentando la maternidad y el matrimonio como fuente de esclavitud para un colectivo oprimido -las mujeres- y, para acabar con dicha opresión, proponen difuminar hasta hacer desaparecer el propio concepto de maternidad y de matrimonio, de Familia en su conjunto.
En el ámbito de la educación, el estado pretende sustituir a los padres en su responsabilidad/derecho de educar a sus hijos, educación englobada en la crianza de los mismos, olvidando que los centros son colaboradores de las familias en lo que a la enseñanza reglada se refiere, y no correas de transmisión de contenidos ideológicos no neutrales.
La patria potestad se pone en duda, presentando a los padres como maltratadores en potencia que necesitan ser “educados” por el gobierno para ejercer lo que la administración entiende por parentalidad positiva. Se ahonda en el desarraigo familiar al hablar de pobreza infantil en lugar de pobreza familiar, optando por dar recursos a los hijos de padres con dificultades económicas en lugar de ofrecer ayuda a dichos padres, ayuda que redundaría, lógicamente, en el bienestar de sus hijos.
Por todo lo anterior, recogido en leyes y propuestas, algunas en vigor y otras en fase de tramitación, lanzamos esta parte de la campaña por el Día Internacional de la Familia (en singular) bajo el lema #FueraDeMiCasa.
La relación de los poderes públicos con la institución familiar no ha de caracterizarse por la injerencia de los primeros en la esfera íntima y privada de la segunda, sino por la garantía de libertades y la protección específica basada en el reconocimiento a sus funciones sociales de las que se beneficia el conjunto de la sociedad.
Sigamos hablando bien de las cosas buenas.
Javier Rodríguez.
Director General del Foro de la Familia.